Cortesía El Universal |
No solo bastaba con la basura, aguas residuales, plástico y contaminación microbiológica para golpear al vital líquido en Venezuela, ahora a todo esto se le suma un nuevo contaminante: el petróleo.
El petróleo se convirtió en uno de los principales factores contaminantes del mar y ríos venezolanos, lo cual implica afectación de la vida submarina y la contaminación del agua.
La Vida Submarina es uno de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Según un estudio realizado por la ONU, Venezuela para el 2015 no había cumplido con este objetivo, así como con ninguno de los 16 restantes.
Por su parte el gobierno nacional, liderado por el contralor general de la República, Manuel Galindo, explicó que cumplir con los Objetivos del Desarrollo Sostenible “es un asunto de Estado”.
Y para Ricardo Menéndez, ministro del Poder Popular para la Planificación, las metas del Desarrollo Sostenible están incluidas en el plan operativo para el 2018 y mientras tanto para este 2017 se debería conocer la planificación para lograr los objetivos.
Sin embargo, hasta ahora no hay información respecto sobre cómo se trabajará hasta el 2030, fecha establecida para cumplir con los ODS.
Derrames registrados los últimos años
El último informe de Gestión Ambiental de Pdvsa fue publicado en el 2015, para ese año se registraron 7.242 derrames de hidrocarburos en tierras y aguas, para un total de 123.846 barriles.
18 derrames menos en comparación con el 2014, que, según Pdvsa, fueron 8.814, 79.153 barriles.
Si vamos más atrás, en el 2013 se registraron 10.722 derrames (79.153 barriles) y para el 2012 se contabilizaron 3.608 derrames (143.597 barriles).
Todo esto deja un saldo de 30.386 derrames (428.505 barriles) en tres años, siendo los años 2012 y 2015 los más fuertes.
Casos más sonados
Entre la gran cantidad de derrames petroleros, destaca el ocurrido en el río Guarapiche en el estado Monagas en el año 2012. Este río surte de agua al 80% de la población en Maturín.
El derrame duró aproximadamente 21 horas y fue de 60 mil barriles (9,5 millones de litros) y recorrió 120 km.
Contaminando de esta forma a gran parte del torrente, así como también las plantas de tratamiento de agua para el consumo humano y manglares donde habitan algunas especies animales.
Aunque el gobierno trató de ocultarlo queriendo minimizar el impacto del derrame, el daño ecológico fue grande y varias comunidades se quedaron sin agua durante meses.
Ninguna autoridad de Pdvsa fue responsabilizada por el hecho.
Por otro lado, el Lago de Maracaibo es otro de los sitios afectados por el derrame de petróleo. La Asociación de Pescadores de Cabimas denunció que, debido a los derrames petroleros, la actividad pesquera bajó un 80%.
Y además argumentaron que tienen que gastar más de 400 litros de gasolina para lavar las redes, lanchas y motores llenos de crudo.
En cuanto a la producción, esta cayó de 80 kilos de pescado diario a 7 kilos debido a la contaminación.
Esta contaminación termina creando un cóctel mortal junto a los desperdicios que arrojan las granjas y mataderos al lago. Estos al descomponerse sirven de alimento a las bacterias, las cuales utilizan el oxígeno disuelto en el agua y oxidan la materia orgánica.
Consecuencias de la contaminación
Los derrames causan asfixia o hambre en distintas especies marinas hasta llegar a la alteración de la cadena alimenticia por la ingesta de contaminantes orgánicos persistentes, lo que puede provocar envenenamiento al consumir el producto de la actividad pesquera en estas condiciones.
Cómo evitarla
Es necesario que el Gobierno y Pdvsa asuman responsabilidad ante las consecuencias que trae consigo ser un país petrolero. También se necesita una mejor inversión y estrategias en cuanto a la gestión ambiental y, así, reducir el impacto de las plantas petroleras con el medio ambiente.
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