Liliana Marín
Nelson Morales
De acuerdo al Programa de la Naciones Unidas (PNUD) se espera que
para el año 2030 se logre la independencia de la mujer en los planos sexuales, reproductivos,
económicos, jurídicos, y por supuesto políticos.
“La mujer sigue siendo vista
como un relleno; el yo-macho no los deja ver más allá de la nariz, la mujer es
simplemente la florecita en la mesa”
Sentenció desde su escritorio, Iraly Guerrero,
sentada con el puño cerrado y haciéndole honor a su apellido con una
blusa que por su estampado lucía como una tigresa.
La desigualdad de
género en la vida política del país se debe principalmente a que la sociedad
continúa siendo machista, lo que limita a las féminas en el ascenso de
cargos políticos.
Pedro
González, sociólogo del departamento de investigación social, de la alcaldía
del municipio Libertador, afirma que Venezuela es una sociedad con patrones
hacia la mujer muy similares a los del resto del continente. Sin embargo, cree
que “el término machista es reduccionista, si bien aún persiste en el inconsciente social una propensión
hacia la representación masculina en los cargos políticos, la mujer está
progresivamente equilibrando la balanza”.
En la mayoría de las
sociedades tradicionales, los hombres han tenido mayor poder y estatus que las
mujeres, para mencionar solo algunos están los papas, los reyes y los
generales representados por hombres. Las féminas desde un principio han
sido limitadas al ámbito doméstico.
Para Esther Pineda
columnista del portal web contrapunto “el machismo está presente en la
política venezolana,
en los escenarios de crisis y vicisitud política, económica y social, las
desigualdades y formas de discriminación por razones de género tienden a
profundizarse”.
Iraly Guerrero, presidenta del colegio de profesores en el estado Trujillo y coordinadora regional de Avanzada Progresista |
Mientras
que para Guerrero esas actitudes machistas muchas veces vienen desde el hogar,
además sentenció“le hago un llamado a viva voz a las
madres, porque muchas veces somos las
madres las que formamos a los machistas, debemos educar para el futuro”.
La participación de la mujer en la vida
pública venezolana
El modelo de sociedad patriarcal heredado de la colonia y los
pocos incentivos que nuestra cultura le da a la participación de la mujer en la
vida política, han causado que en Venezuela
las tasas de participación del sector femenino sea de mediana a baja. Según cálculos de las últimas tres elecciones
(parlamentarias, constituyente y gobernadores) el total de mujeres electas va
del 16 al 21%.
Para el
Programa de Naciones Unidas (PNUD) el empoderamiento de la mujer en todo el
mundo es un objetivo claro, el cual es reconocido por las naciones que lo
integran y cuyo lema es “por un planeta 50-50”. Según el objetivo de las naciones que lo
suscriben se busca para el año 2030 la independencia de las mujeres en los
planos sexuales, reproductivos, económicos, jurídicos y, por supuesto,
políticos.
En Venezuela la situación es diferente a la del resto del
continente. Pues aunque se han apuntalado políticas que van a favor de la
igualdad de género: entre ellas leyes, ministerios e instituciones; no se ha
logrado una participación satisfactoria. Hay que recordar que el presidente
Chávez insistía en lo que él llamaba “el carácter feminista de la
revolución”.
Sin embargo, con la entrada del siglo XXI, el continente ha
tenido avances notables con la llegada a la presidencia de tres mujeres
(Cristina Férnandez, Michelle Bachellet y Dilma Rousseff) y la ocupación progresiva de cargos importantes
en la vida política, como ocurrió en Venezuela en el 2008 cuando 4 de los 5
poderes eran manejados por mujeres. De momento, la máxima instancia de poder en
la república, la Asamblea Nacional Constituyente está ocupada por una mujer,
Delcy Rodríguez.
Desigualdad en cargos políticos
En
el mundo siguen existiendo diferencias importantes en los porcentajes de
mujeres en cargos de nombramiento (ministeriales) y de elección popular, en
algunas de las regiones de América Latina y el Caribe.
Para el 2014,
según el Observatorio de Igualdad de Género
de América Latina el Caribe y la CEPAL, Venezuela solo tenía
16,4% de mujeres ocupando cargos en gabinetes ministeriales y se encontraba en
el décimo tercer lugar, de los 36 países
que participaban en el estudio.
Mientras que el
país con una mayor tasa de desigualdad
política en cargos ministeriales fue Antigua y Barbuda con 7,7%; ahora bien los
países con más igualdad de género en ese mismo ámbito fueron España 31,3%,Costa
Rica 38,1%, Chile 39,1%, Granada
40% y finalmente Nicaragua con el 57,1%.
De acuerdo al
Instituto Nacional de Estadística (INE), la población venezolana para abril del
2016 se encontraba conformada por 30.731.774 habitantes. De los cuales 11.733.027 eran hombres mayores de 15 años en adelante.
Mientras que mujeres eran 11.347.580 mayores de 15 años. El resto es conformado
por la población infantil y juvenil.
Es decir, las mujeres venezolanas ocupan
aproximadamente la mitad del electorado, y aun así son muy pocas las elegidas a
través del sufragio para cargos de alcaldesas, gobernadoras y diputadas.
En
la actualidad en el país las mujeres ocupan solo el 23,33% en cargos
ministeriales. Esto infiere que de los 30 ministerios
existentes, solo 7 son están dirigidos por mujeres.
Las mujeres en la
vida política venezolana ocupan un porcentaje muy bajo de participación y
elección. En las elecciones al parlamento del 2015, solo 29 mujeres fueron
electas diputadas de un total de 167 curules. Esto representa una cuota de
17,36%.
Por otra parte, en
las pasadas elecciones de la Asamblea Nacional Constituyente que se llevaron a
cabo en julio de este año, la representación de las mujeres fue del 16,69% con
91 féminas electas de los 545 cargos.
En las recientes elecciones de gobernadores
solo fueron electas 5 mujeres de los 23 gobernadores, alcanzando así una
representación del 21,73%. En caso del estado Trujillo, la coordinadora del
partido Avanzada Progresista, Iraly Guerrero, aseguró que “cuando llamé a
los yo-machos para pedirles el apoyo
hacia mi persona no hubo ningún tipo de apoyo y en vista de la situación
del país desistí de mis actitudes y aptitudes”
Las cifras de las
mujeres en cargos de elección y cargos de nombramiento evidencian que en
Venezuela la participación promedio del sector femenino oscila entre 15 y 21%.
Lo cual evidencia que hay un claro déficit en cuanto a la población femenina
(49) y su representación en los cargos decisorios.
Desde el punto de vista de la sociología González
enfatiza que “el hecho de que existan
menos mujeres en la administración pública nos da cuenta de tres aspectos
fundamentales. El primero es que el Estado que tenemos privilegia el ascenso de
los hombres al ejercicio político, el segundo que esta sociedad es
heredera de modelos societarios patriarcales donde la mujer no tenía voz ni
voto y el tercer aspecto es la poca participación y falta de organización de
las mujeres en el ámbito político”.
Rezago y abulia en el sector
femenino
El primer hito que va
a sentar las bases de los derechos de la mujer en la sociedad venezolana tiene
su epicentro en la llamada “Revolución de Octubre” que protagonizó el partido Acción Democrática
con un sector de militares cuando derrocaron a Isaías Medina Angarita y
conformaron la “Junta Revolucionaria de Gobierno” que llamó a una Asamblea Nacional
Constituyente que es baluarte de de los derechos de la mujer, pues, por vez primera,
el 27 de octubre de 1946, la mujeres pudieron ejercer su derecho al voto.
Antes de ello los
sectores elitistas y retrógrados de la política habían relegado a las mujeres
al fogón y el lavadero, pues no las
consideraban aptas para votar. Desde entonces se conformaron órganos informativos
como “el correo cívico femenino” y con la apertura definitiva de la democracia
a finales de los años 50 la mujer, progresivamente, no solo pudo votar, sino
también ser electa en importantes cargos de participación de la vida pública.
Quizá el momento
cumbre en el que una mujer fue tan determinante en la vida del país ocurrió
durante el período de Jaime Lusinchi. Donde su secretaria privada, Blanca
Ibáñez, ejercía –según los medios de
comunicación y sus opositores- un control muy grande de las decisiones
trascendentales del país. Y es que fue tanto el peso y la autoridad de
Ibáñez que incluso llegó a vestirse de militar y dar órdenes directas al alto
mando del país.
No obstante, estos
dos episodios de nuestra historia reciente no significan que Venezuela haya
logrado resultados satisfactorios en cuanto a la igualdad de género. Si bien
son innegables los avances cuantitativos y cualitativos en el tiempo,
actualmente se percibe que las mujeres
se han quedado rezagadas en cuanto a la ocupación de cargos de elección
popular, incluso en ministerios y poderes públicos.
Muestra de la abulia
del sector femenino se refleja en el reglamento especial que aprobó el Consejo
Nacional Electoral (CNE) para que al menos un 30% de mujeres sean candidatas a
cargos de elección popular. Porcentaje que en sí es bajo, pero que difícilmente
se cumple, debido a la poca motivación que aún persiste.
La mujer bajo la discriminación de género en el área laboral
La mujer bajo la discriminación de género en el área laboral
Protagonismo político de la mujer
Ciertamente hoy el
país cuenta con importantes lideresas de la vida política tanto en el
oficialismo como en la oposición.
Inclusive se ha contado con mujeres como candidatas presidenciales,
aunque con poco éxito; es el caso de Irene Sáenz en 1998 y de María Bolívar en el 2012.
Ahora bien, la
mayoría de los liderazgos que ostentan mujeres en Venezuela son producto del
trabajo de sus esposos. Es decir, buena parte de las mujeres que tienen ciertas cuotas de
influencia no han llegado por sus propios medios, sino bajo la sombra de sus
maridos. Es el caso de Lilian Tintori de López, Evelin Trejo de Rosales, Mitzy
Capriles de Ledezma y Patricia de Ceballos. O si nos vamos a un plano
internacional se puede mencionar a Cristina Fernández de Kirchner.
No obstante, hay
casos en los cuales las mujeres también han logrado por su propio liderazgo
formar fuerzas políticas. Es el caso de María Corina Machado con Vente
Venezuela y la Fallecida Lina Ron con la Unidad Popular Venezolana (UPV).
María Corina Machado fundadora del movimiento político Vente Venezuela |
Lo anterior denota que la mayor
parte de las mujeres que fungen como
lideresas son una extensión de la voz y pensamiento de sus maridos.
Por tanto, aun no se puede hablar de una autentica fuerza
femenina en la política.
Sin embargo, existen
lideresas como Iraly Guerrero que trabajan por la participación de las mujeres,
“Yo estoy apostando a que más temprano que tarde las mujeres vamos a recoger los frutos de los
liderazgos propios y genuinos en materia de salud, educativa, laboral y sobre
todo en política”.
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